Ayer me acosté cerca de la orilla del mar, las olas domadas de la bahía me golpeaban levemente, obligándome a estar pendiente y mantenerme a flote remontándolas. El tiempo pareció congelarse y pasé un buen rato así.
Pensé que, sin olas, seguramente no hubiese estado tanto tiempo, jugar o luchar con ellas me había hecho sugerente el momento.
En cierto modo yo veo la vida así, hay quien la basa en la tranquilidad, en lo seguro, que me lo den todo resuelto, en evitar los problemas, en no tener preocupaciones.. para descubrir que no encuentra alicientes, que no tiene retos, ni metas. Si no arriesgas nada, tampoco conseguirás nada. Y si lo tienes todo, nada tiene valor realmente.
Yo prefiero el camino, la aventura, con sus tristezas y sus alegrías, con sus decepciones y sus misterios.. no me gustaría pensar los últimos días de mi vida que estuve tanto tiempo en la sombra segura, que no recuerde si alguna vez me tocó la luz del sol...
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