El general Cayo Mario

Como yo entiendo un blog como un cajón de sastre personal, hoy me apetece hablar de historia, de la que soy un simple y fervoroso aficionado, aprovechando una relectura de una de mis novelas favoritas, El primer nombre de Roma (y las siguientes hasta la muerte de Julio Cesar y el ascenso al poder de Augusto) de Colleen McCollough.

La figura del general (sobre todo general) Cayo Mario, 7 veces cónsul de Roma, ha quedado sepultada por la fama de su sobrino Julio Cesar. Era un hombre nuevo, de Arpinum (de donde años más tarde surgiría Cicerón), no pertenecía pues a las familias patricias de Roma que combatieron ferozmente por disminuir su influencia y anular su carrera política.

Cayo Mario sentó las bases que posteriormente permitiría el ascenso de su sobrino Julio Cesar en todos los sentidos (de hecho, su sobrino siguió fielmente el guión de su tío). Como militar, a la altura de un Anibal o un Alejandro, fue el que incorporó las bases del poder de la legión romana, cambio su configuración y orden, introdujo las famosas águilas de plata, actualizó armas y, sobre todo, introdujo el concepto de soldado profesional pertechado por el tesoro. En lo político, intensificó el uso de los Tribunos de la Plebe para legislar minimizando la influencia del Senado. En su actitud, su ansia de poder le llevó a una guerra civil con Lucio Cornelio Sila (populares contra patricios, exactamente igual que la posteriormente librarían Julio Cesar y Pompeyo), la primera entre romanos. Entre sus éxitos, está el exterminio de una terrible invasión de germanos (se calcula más de 800.000) que habrían arrasado con la civilización romana y la propia Roma gracias a su extraordinario talento militar.

Un gran personaje de la historia con claroscuros. La república romana comenzó a decaer desde entonces, dictuduras (como la de Sila), rebeliones o intentos de toma de poder por la fuerza (como la de Catilina), bandas callejeras para controlar el voto de la plebe(como el famoso Clodio) y generales que entendían que el ejército era suyo más que de Roma (Julio Cesar y Pompeyo) y lo utilizaban para conseguir sus fines políticos... efectivamente, Alea Jacta Est... gracias a Cayo Mario, salvó Roma y condenó a la República.

1 comentario:

  1. Sin ninguna duda, Cayo Mario fue uno de los más insignes generales de toda la historia romana. No solo por sus victorias sobre los cimbrios y teutones, verdaderas amenazas para la supervivencia de la República, sino por su capacidad de reformar la legión romana, tranformando los manipulos en cohortes, dotando de mayor flexibilidad y versatilidad a la legión, convirtiendo al ejercito romano en una fuerza practicamente imbatible.
    El único pero que se le puede poner a Mario es en su incapacidad para comprender las diferentes vicisitudes por las que pasaba la República y su nefasta alianza con Saturnino, que a la postre enterró sus aspiraciones políticas frente a un adversario tan astuto y despiadado como fue Sila.

    Es cierto que al igual que Filipo con Alejandro, la resonantes victorias de César le relegaron a un segundo plano, pero no por ello se ha de desmerecer su figura. Un saludo

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