El baile de máscaras

Influido por una magnífica, aunque corta, noche de carnaval, donde los piratas padre-hijo paseamos la "botella de ron" por Córdoba, me viene al hilo la reflexión de las máscaras o los roles que a cada uno nos toca adoptar en esta larga vida.

Todos, y cuando digo todos, digo todos, seguimos un guión y un papel en el que actuamos en función de las relaciones sociales, profesionales o familiares que nos toca vivir, no implica que seamos unos falsos, si no que por educación, convivencia y/o por exigencias laborales debemos potenciar unas conductas y reprimir otras, matizar o moderar un discurso o exhacerbarlo, etc. etc. Estas máscaras son, o deberían ser, diferentes versiones de nosotros mismos, es decir, no se trata de defender o apoyar algo en lo que estás radicalmente en contra, si no de "saber estar".

Pero claro, este "saber estar" tiene un límite, como es el de aceptar cosas que no nos gustan, de tener que sonreir ante un comentario denigrante, de tener que decir que estar de acuerdo con algo que te repugna profundamente. Algunas personas se autoengañan un tiempo, intentan (si no recuerdo mal los psicólogos lo llaman disonancia cognitiva) convencerse de que está bien, de que no tiene importancia, de que quizá estemos equivocados. Pero dura poco (o todo lo que puedas, que hay gente que aguanta el asco tela marinera), la máscara no se sostiene en la intimidad y la soledad y ese conflicto interno acaba por estallar y hacer insoportable el papel que desempeñas.

En ese momento necesitas un cambio, alejarte de estos caminos y transitar por otros nuevos. Por que no hay nada más importante que ser y sentirse en paz con nosotros mismos. Todo cambio provoca un vértigo, sobre todo cuando no se tiene definida la dirección... pero lo importante es avanzar, hacer, no estancarse. En este sentido, mi apuesta personal sigue siendo el emprendimiento, como fórmula para el desarrollo personal y creativo, como espacio para crecer, aprender, ganarte la vida y vivirla a tu manera. Siempre llevarás alguna máscara, pero serás tú quien defina que papeles quieres ejercer y cuáles no.

La semana pasada me regalé el "Arte de Empezar"de Kawasaki, como dice la publicidad "el libro más útil para emprender desde los 10 mandamientos (esto último lo exagero yo)".. pues no es para tanto, muchos consejos e ideas están bien si eres americano y vas a montar una empresa con un millón de dólares o eres un genio informático con una idea superrrevolucionaria... pero como de todo libro, y más de estos de lluvia de ideas, se pueden extraer cosas interesantes, me quedo con la apuesta inicial: para montar una empresa no reflexiones tanto, ideas claras, producto definido y a lanzarlo al mercado, a vender. Ya ajustarás después, ya elaborarás después, ya harás proyecciones después... primero prueba, primero la acción y el contacto directo con la realidad.. La acción es muy importante para mantenerte activo, para motivarte, para creerte el proyecto y eso, es decir, tu motivación personal y tu impulso como emprendedor es más importante que los planes.

¿Me acepta este baile?

2 comentarios:

  1. Qué de acuerdo estoy. ¿era la parálisis del análisis??. Es básico ponerse en marcha, la acción es lo que al final te dirá si incluso te sientes cómodo en ese nuevo "rol" o es producto más de la ilusión que de la realidad. Yo me regalé hace mucho años "La brújula interior" de Alex Rovira y te lo recomiendo. Por aquellos de emprender nuevos caminos.

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