Ser padre es una responsabilidad, es un esfuerzo, una tarea continua y exigente, una limitación para tu libertad individual... sí, todo eso es verdad, pero también es una fuente de alegrías y satisfacciones que nada en la vida te lo va a ofrecer.
Y como la vida se vive una vez, no hay que dejar de hacer aquello que deseas, y nosotros, después de un par de años pensándolo (mi Sergio cumple 3 ahora en julio) nos hemos decidido a tirar para adelante, el que será (lo más seguro, por nuestra edad) el último de mis hijos.
No esconderé que me gustaría una niña, que ya tengo dos varones (otros recuerdos no se borrarán nunca, no son en ningún caso sustitutitos), pero si es niño será un Lorenzo (como mi abuelo) y eso también me apetece mucho (sobre todo si sale tan buena persona como mi abuelo).
Aunque sea un tópico, en mi caso si es muy significativo: lo importante es que venga con salud.
Tengo curiosidad por saber como será, si será un poco protestón como mi Román, muy activo, tímido y futbolero nato; o más tranquilo y reflexivo como mi Sergio, eso sí con un caracter de aupa. ¿Qué tendrá de nosotros?... porque nuestros hijos son retratos de nosotros mismos, bien por influencia genética bien por los modelos de conducta que le proporcionamos... (no me preguntéis por donde le viene lo de cabezón... jaja)
Bueno, ya llegará.. por ahora lo importante es vivirlo con felicidad y.. como estoy haciendo ahora.. anunciarlo a los cuatro vientos..
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