Un buen amigo me propone una pregunta que encierra una profunda reflexión, ¿qué quieres ser dentro de unos años? Digamos que siete, así que yo ya tenga unos 45 años. Si no te lo has planteado nunca, que es mi caso, la cuestión es ciertamente inquietante.
Lo primero que he hecho ha sido traducir estos números a mis hijos, 13, 10 y 7 años. Bien, bien, parece que vamos a estar entretenidos.
A continuación me he puesto a escribir y conforme pasaba las líneas me decía, ¿es importante? ¿y si no lo consiguieras? y se me iban cayendo las ideas como un castillo de naipes.
Así que vuelvo al folio en blanco y comienzo de nuevo. En primer lugar, quiero estar, diría más, debo estar por mi familia. Parece una tontería, ¿no?, pero la muerte, aunque pretendamos mirarla de reojo, está ahí y es inevitable. Quitando el factor fortuna incontrolable, sí puedo hacer por cuidarme... así que ya tengo un primer objetivo sólido.
Me gustaría tener una cotidianeidad feliz, que en mi familia haya armonía, comprensión, comunicación... dejémoslo en amor con buen rollo.. y que mis hijos sean responsables y respetuosos con los demás, curiosos, esforzados... vaya un segundo objetivo que ciertamente o comencé ayer o ya estoy tardando...
Sí, hay expectativas profesionales, logros académicos, amigos, aficiones, sueños... pero eso viene después... esta es mi primera conclusión a la reflexión... parece que he determinado mi orden de las cosas. Y me gusta. Habrá que estar atento para no perderlo de vista.
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