Comienza la rutina del otoño, que aunque aún no hemos llegado, en realidad ya estamos. Y mi hijo después de comer está entusiasmado con documentales de animales de la 2. Algunas veces los veo con él, cuando el trabajo me lo permite, y prácticamente con variaciones, tiene unas mismas pautas. Algún carnívoro que persigue a su presa, una veces con mayor o menor fortuna, pero siempre ganando el más fuerte. Leyes de la selva...
En esto que llamamos civilización hemos sustituido estas leyes por otras donde los valores y los derechos de todas y todos son lo esencial. No se deshecha al débil, ni se permite que el más fuerte abuse. Estas son las normas, aunque algunos quieran vulnerarlas (bueno para eso está la policía, los fiscales, los jueces y finalmente la cárcel).
Yo pienso que ser honrado es rentable, aunque a veces a corto plazo no se vea.
Y es porque vemos a personas que abusan, que manipulan, que desprecian a los demás y lo hacen de manera impune. O eso creen. Yo pienso que el que juega en la vida a abusar encontrará a alguien que sea más cruel y más listo. Y también pienso que al final del camino de los que cometen delitos está la cárcel. Más temprano que tarde.
Estos días he recibido muy buenas noticias de personas y asociaciones a las que quiero y aprecio que están teniendo importantes éxitos, demostrando que el trabajo bien hecho, el esfuerzo y la valentía tienen resultados. Y es que, ser decente acaba siendo rentable. Es, como se dice en estos tiempos, un valor seguro.
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